El vicepresident del Govern, Josep-Lluís Carod-Rovira, ha animat les comunitats islàmiques de Catalunya a “seguir construint un Islam a la catalana, obert, acollidor, convivencial, amb vocació universal”. Durant l’acte institucional amb motiu de la setmana de portes obertes del Centre Islàmic Camí de la Pau de Barcelona al qual també ha participat la directora general d’Afers Religiosos, Montserrat Coll, el vicepresident del Govern ha reiterat que iniciatives com aquestes demostren “la disposició al diàleg, el dinamisme i la flexibilitat de les comunitats musulmanes al país i aquestes són característiques fonamentals de la tradició catalana”.
Segons el vicepresident, la tònica que caracteritza Catalunya és que “som enemics dels dogmatismes i dels judicis maniqueus, els bons i els dolents”. En aquest context Josep-Lluís Carod-Rovira ha dit que “hem de ser valents per fugir de la por que moltes vegades s’ha anat creant, bé per la desinformació o per malentesos o potser per interessos interessats”. És per això que ha assegurat que “eradicar la desconfiança comença per fer bé la feina; per obrir les portes, però també per acostar-s’hi i conèixer els veïns. Si t’obren les portes hi has d’entrar”. Ha afegit que “tots els catalans hauríem de poder interessar-nos per aquesta part de la vida del país”.
El vicepresident del Govern ha subratllat que “la diversitat és una característica essencial de Catalunya i la diversitat religiosa és a Catalunya per quedar-s’hi”, però ha recalcat que “seguir una determinada religió o no seguir-ne cap, no és obligació per ser considerat català, però respectar-les totes sí que ho és”. Per això, Josep-Lluís Carod-Rovira ha assegurat que “si com a societat desitgem comptar amb un determinat Islam català amb personalitat pròpia, identificable i identificat amb el país, hem de reconèixer que forma part del país”. Tot i que ha reconegut que l’increment de fidels musulmans “sí que significa una transformació al panorama religiós de Catalunya actual”, ha recordat que no podem dir que l’Islam “sigui una religió de nova incorporació al paisatge religiós català ja que hi ha un pòsit “dintre la cultura catalana que tenim com a herència que compta amb la contribució dels fidels musulmans de moltes generacions”.
e-notícies
Document:
Dando un gran salto a la historia, llegamos a la Catalunya de los 70. En esta época, en plena descomposición del Franquismo, Catalunya acogía a más de un millón de nuevos habitantes procedentes en su mayoría del Sur de España. Una pequeña parcela de esta gran ola de inmigración estaba compuesta por los primeros inmigrantes de países musulmanes como Marruecos, Senegal y Pakistán.
Catalunya en esta época estaba en plena ebullición política. Había grandes partidos, potentes sindicatos, cientos de pequeñas organizaciones de barrio que luchaban para derrocar el Franquismo e instaurar la Democracia y la Autonomía. Su ideología era mayoritariamente de izquierdas y nacionalista. Su idea de país era la integración plena de todos sus habitantes. De ahí surge la frase famosa, todavía vigente para la mayoría de la gente: "Catalán es aquel que vive y trabaja en Catalunya", independientemente de su origen familiar. Las instituciones públicas, en general, sean nacionalistas o de izquierdas intentan integrar al inmigrante. Integrar es hacerlo competente en el ámbito de la cultura catalana, que conozca algo de ella, que sepa de Catalunya, que se sienta parte de ella.
Antes se integraba a los andaluces o murcianos. Hoy quieren integrar a los marroquíes o los filipinos, por ejemplo.
Este punto es esencialmente conflictivo para nosotros: integrar a un murciano consistía en hacerlo competente en el catalán, que lo hablara o al menos comprendiera. Esto es fácil de conseguir, y muchos de nosotros, catalanoparlantes, tenemos uno de los padres o los abuelos castellanoparlantes. Las diferencias culturales de un andaluz a un catalán no son tan insalvables, ya que nos movemos dentro del marco de la cultura europea moderna, variante mediterránea y católica de origen; unos hacen romerías y los otros aplecs. Unos bailan sardanes y los otros sevillanas pero todos bailan en sus fiestas.
Pero integrar a, por ejemplo, un sirio, tiene un matiz diferente. La religión, la cultura difieren bastante. ¿Integrar a un musulmán de Siria es enseñarle catalán o intentar que participe en las costumbres populares, algunas de las cuales son totalmente extrañas al Islam? ¿Integrar a un musulmán es inculcarle los valores de la Revolución Francesa, punto de arranque de una civilización moderna incompatible con tantos aspectos del Islam?
Aquí surge el dilema.
Hay otro dilema. Un pequeño colectivo, sobre el centenar de personas, son musulmanes de origen familiar cristiano y catalán. Son los musulmanes catalanes. Ya hay segunda generación de musulmanes catalanes, que tiende a integrarse con la segunda generación de los musulmanes de origen foráneo, y juntos están sintetizando un estilo de vida islámico y catalán a la vez. Pero ¿cómo conjugar Islam y Catalanidad? ¿A qué debemos renunciar? ¿Dónde están los límites entre religión y cultura en el Islam?
Aquí es donde presentamos nuestra propuesta, a la sociedad y a las instituciones catalanas: integración sí, pero no disolución. Entendemos la integración como un proceso que debe arrancar de la propia identidad y no en contra de ella. Es vital, para la integración del colectivo musulmán en Catalunya reforzar e institucionalizar las pequeñas comunidades islámicas, la Comisión Islámica de España y todas los elementos de la vida social islámica. Reforzar significa que la gente participe, que las propuestas partan de la base y hagan referencia a las realidades concretas, institucionalizar significa que estas comunidades vayan por senderos seguros, los que marque la ley, que los primeros interesados en que se cumpla seamos nosotros. Tenemos que hacer desaparecer los halos de provisionalidad y de semiclandestinidad para pasar a decir claramente a la sociedad: somos musulmanes y estamos participando como tales.
Un proceso de integración entendido de otra forma va a chocar con el rechazo y a la larga puede generar conflictos, si no en esta generación, en la próxima. Y esto no lo desea nadie.
Un colectivo diverso
Con nuestra adopción del Islam, los musulmanes catalanes adoptamos también factores culturales provenientes de los diversos países musulmanes. Así, por ejemplo, aprendemos a cocinar cus-cus, mezclamos en nuestro vocabulario habitual palabras de origen árabe, ponemos incienso de origen pakistaní… los más atrevidos se visten con ropa tradicional islámica, otros viajan frecuentemente a cierto país, etc. Es decir, somos parte, participamos en la penetración cultural de los musulmanes inmigrantes de una forma natural e involuntaria. Somos un puente entre Dar el Islam y la Catalunya moderna. Pero no olvidemos que vivimos en sociedad, en una sociedad que no es musulmana, y nuestra vida pública transcurre prácticamente entre no-musulmanes. Este hecho nos influencia. Debido a nuestro origen, podemos participar plenamente también en esta sociedad, y preservar fácilmente la identidad, puesto que hemos crecido en ella y conocemos sus mecanismos. No hay que ignorar tampoco que nosotros, al adoptar el Islam, nos hemos apartado voluntariamente de la tendencia general. Somos selectivos, y medimos bien cada acto, cada paso que hacemos en sociedad.
A pesar de todas estas consideraciones, a nivel individual y a veces colectivo, surgen los problemas de identidad. Estos problemas se producen cuando se rompe el equilibrio y se adoptan posiciones extremas. Algunos se quieren descatalanizar, deseuropeizar, desculturalizar en definitiva en aras de una supuesta islamización "auténtica"; otros abogan por un Islam desencarnado, obviando las aportaciones culturales que nos hacen nuestros hermanos musulmanes de origen, que son nuestros maestros en Islam, y terminan por creerse una especie de élite por su doble carácter de europeos y musulmanes, lo que es arrogancia, vanidad y en cierta manera una forma de racismo.
En cambio, nuestros hijos o de los hijos de los musulmanes inmigrantes, que navegan siempre en aguas difíciles, por vivir un mundo en casa que se parece poco al de la calle, y que han de escoger. A ellos esta dicotomía no les viene ni por elección ni por provenir de una país diferente. Les viene dado ya al nacer.
Imagino que con los años surgirá, entre aquellos que guardan el equilibrio y no entre los paladines del autoodio o del elitismo, la manera de ser musulmán y catalán sin más complicaciones. Nuestros hijos, in sha Allah, nos darán la respuesta.
Lo que vemos por adelantado difícil es que los mitos del catalanismo popular se adapten a una realidad pluricultural y multiétnica: el punto de vista general vincula Catalunya a la Virgen y la montaña de Montserrat, el Barça, las "sardanes" y los "castellers" y a los episodios heroicos y trágicos de nuestra historia, como la Guerra dels Segadors, el Once de Septiembre, los poemas de la Renaixença, etc. en absoluto compatibles con nuestra visión. No olvidemos que el héroe nacional catalán, el que según el mito fundador creó la bandera de las cuatro barras murió a manos de los musulmanes.¿Habrá que inventar una nueva definición de Catalunya?
Asociaciones, mezquitas, pluralidad de orígenes
Los musulmanes de Catalunya provienen en su mayoría de Marruecos, que en su práctica totalidad son obreros. A continuación está el grupo de senegambianos, es decir, de inmigrantes de Senegal y Gambia, que bajo todos los aspectos forman una unidad cultural y que se dedican en su mayoría al comercio y la agricultura. Los terceros, pero en ascenso, son los pakistaníes, con una gran vitalidad en el campo comercial. Y ya los otros: musulmanes de Próximo Oriente, de Argelia, de Túnez, algún turco, iraníes, los autóctonos … pero con menor presencia.
Su incidencia en el campo asociativo islámico es la siguiente: las mezquitas y asociaciones de musulmanes están fundadas y son mantenidas principalmente por los marroquíes, los senegambianos y los pakistaníes. Los demás solo tienen una incidencia puntual, a nivel de individualidades. Esto configura un mapa asociativo muy concreto entre los musulmanes de Catalunya, donde predominan las asociaciones de musulmanes sunníes y una asociación muy concreta, Yama'at at-Tabligh, yama'at dedicada al da'wa y con una orientación salafi moderada y apolítica. Otras asociaciones con presencia son Idara Minhaj ul Qorán, de Pakistán, que reivindica el Islam tradicional de Ahl as-Sunnat wal Yama'at; el Movimiento Al-Morabitun; hay presencia también de las turuq Naqshabandi, Alawi, Chishti, Muridi, Tiyani, Qadiri, Sohrawardi;asociaciones chiítas en el toda el área metropolitana de Barcelona, como la Hermandad Imam Rida (a.s.); y esparcidos hay núcleos salafis de un mensaje más centrado en temas sociales.
La C.I.E. y el tejido asociativo islámico catalán
En Catalunya están forman parte de la FEERI las mezquitas de Banyoles, en la provincia de Girona; el Centro Islámico de Barcelona, sito en la ciudad homónima; la Comunidad Islámica de Rubí, en Rubí, provincia de Barcelona y el Centro Islámico Camino de la Paz de la Ciudad Condal, la Comunidad Islámica del Baix Penedès, en la comarca homónima, la Comunidad Religiosa Islámica An Nur, de Barcelona. Estamos a la espera de la aceptación definitiva de la Comunidad Musulmana de Girona, el Centro Islámico de Sabadell y la Hermandad Imam Rida (a.s.) en Barcelona. Esto a pesar de la gran cantidad de mezquitas y de comunidades islámicas presentes en Catalunya. ¿Qué pasa, entonces?
Se conoce poco y mal el Acuerdo de Cooperación entre el Estado y la Comisión Islámica, se conoce mal a la Comisión Islámica de España, se conoce mal un montón de temas relacionados con nuestro trabajo. Las razones son: falta de coordinación entre asociaciones islámicas, falta de información, tal vez falta de interés.
La Delegació de Catalunya de la Comissió Islàmica d'Espanya , que se ha comenzado a constituir desde el pasado mes de Ramadán de 1417 (Febrero 1997) se ha fijado como objetivo a largo plazo cambiar radicalmente esta situación para adecuar a la legalidad vigente las asociaciones y lugares de culto islámicos en Catalunya y para la mejora integral de estas asociaciones y sus miembros.
Es este momento, estamos trabajando para dar a conocer la Comisión Islámica de España a los musulmanes y a las administraciones públicas, en un proceso poco vistoso pero necesario en los inicios.
Una de los primeros trabajos concretos desarrollados ha sido participar en el proceso de legalización de las mezquitas de Barcelona, que además nos ha invitado a formar parte del Consejo Interreligioso que piensa formar; hemos intervenido también en la polémica en la que se ve envuelta la Comunidad Musulmana de Premià de Mar, en el sentido de asesorarles; hemos actuado cerca del Ayuntamiento de Girona; en Rubí en varias ocasiones; en el Registro Civil de Barcelona, para tratar de unas irregularidades que había con la inscripción de matrimonios musulmanes y otras actuaciones.
Hasta aquí una historia que in sha Allah tiene que continuar y fructificar en diferentes sentidos, para bien del Islam y de Catalunya.
Omar Abu Bilal.
Equipo de redacción de Webislam de Catalunya.http://www.webislam.com/tx_97_04.htm
2001
Font
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada